jueves, octubre 27, 2005

LA PERONIZACION LLEGÓ AQUÍ

(Publicado - El Observador 26/10/05)
Los uruguayos somos bastante distintos a los argentinos. No se trata de exaltar sentimientos chauvinistas pero es evidente que tenemos concepciones diferentes, por lo menos en lo que a política se refiere. Sin embargo, de un tiempo a esta parte lo más objetable de la política argentina empieza a campear por el territorio nacional. Me refiero a esa increíble heterogeneidad que ambienta las posturas políticas más dispares, todas dentro de un mismo partido, en este caso todas dentro del gobierno nacional. En la Argentina el “peronismo” es la quinta esencia de una corriente política que habilita espacios desde el aparato sindical ortodoxo, pasando por el puntero político profesional, siguiendo por el cuadro técnico, y llegando al empresario posmoderno que busca aterrizar sus visiones “salvadoras” de manera similar a la de algunos miembros de la farándula (que incursionan en el mundo político creyendo, ingenuamente, que pueden extrapolar su fama a un nuevo terreno que luego los canibaliza sin contemplación). El peronismo argentino logró la magia de licuar dentro de sí el mundo de Menem, el de Duhalde y el de Kirchner, el de Cristina y el de Chiche sin el menor complejo de culpa, y bajo la evidencia de un juego de relaciones donde los actores “parecen” confrontar posturas insalvables en términos de proyectos políticos. A esta altura de la vida, ya no cabe la ingenuidad: en ese formato hay un objetivo supremo que busca el mantenimiento del poder como clave esencial. Ante el poder vale todo, o casi todo. En Uruguay los partidos políticos poseen identidades bastante nítidas. Los partidos acá no son corrientes, ni movimientos, son organizaciones de rango estrictamente político, con proyectos puntuales y preparados para la batalla electoral. Incluso la propia izquierda con sus reflejos históricos vinculados al socialismo real, hoy busca reciclarse en un contexto casi socialdemócrata. Claro, esto sería aún más evidente sin un MPP al que no es fácil de encuadrar en una lógica nueva, pero que el rigor del gobierno viene embretando a marcha forzada. Podrán quejarse y enojarse, pero los parlamentarios de izquierda, a pesar de algunos disidentes, votan la operación Unitas, y eso demuestra por donde vienen los tantos. Llega un momento en el que la realidad se cuela por donde sea. Vinculado a esto hay quien sostiene: “Acá no hay oposición”. Es que el Encuentro Progresista se ocupa de ser gobierno y oposición a la vez, y lo hace de una manera peculiar. En una suerte de doble discurso abierto, sin miedos, ni vergüenzas, el gobierno maneja diversos perfiles en tiempo real: el ala moderada, el ala populista y los nuevos liderazgos emergentes. Ese talante “peronista” le permite al gobierno afirmar cosas diametralmente distintas, sostenidas por personas que se presume que sostienen un proyecto similar. La búsqueda del efecto catch all es notoria y premeditada. Que la oposición quizás no ha rendido al 100%, es también un ángulo de análisis, pero importa bastante menos lo que dice el contralor que lo que hace el ejecutante. Y lo afirmo sin cortapisas, esa heterogeneidad tan descomunal está haciendo, entre otras cosas, que el proyecto político gubernamental comience a flaquear anticipadamente. No se pueden manejar las incoherencias por largo tiempo, porque llega un momento en el que la gente advierte que entre lo prometido y lo gestionado hay un abismo. Los frentistas no votaron por caos en la seguridad pública, por malos programas de combate a la pobreza, por fugas de menores infractores día por medio y por un país que vive más en el pasado que en el presente. Esto, por ejemplo, va minando el alma de ese votante bien intencionado que creyó realmente en el cambio. La izquierda no hace mejor las cosas porque dentro de sí permite estos strip-tease a los que nos acostumbró este año. Por ahora, la peronización le sirve porque encarrila disidencias, pero cuando llega la hora de la verdad, si no se plantea con claridad la verdadera agenda política lo único que se recibe es enojo ciudadano. Siempre es así.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es...
Parece que estamos frente a un "estilo peronista" de hacer política; pero lo malo no es necesariamente (o sólamente) la diversidad de posturas. Eso les genera conflictos en la interna, el "privilegio" de tener su propia oposición y explica el caos y la incoherencia en la gestión.-

Pero lo que más me preocupa es la proyección externa de ese estilo : la forma inescrupulosa con que se utiliza habilidad y carisma para ocultar desaciertos; demagogia y manipulación para alterar hechos o cambiar su percepción pública; maquillaje fashion, para tapar la práctica de viejos vicios largamente criticados en los demás; arrogancia, para descalificar lo que sea que se manifieste en contra (políticos, prensa, empresas, etc).

Todo vale para despejar el camino hacia la obtención del "objetivo supremo del mantenimiento del poder".

Por encima de los propios intereses de la Nación y sus ciudadanos a quienes se usa convenientemente, claro...

Hasta ese punto nos vamos pareciendo.

Psicosputnik dijo...

En algún momento escuché el comentario de que quien entienda de política argentina,no va a tener problemas para entender la política en general.
El peronismo, es una cosa rarisima, peronistas de ultraizquierda (radicales) y peronistas de ultraderecha (gorilas). Unos toman a Evita otros a Domingo indistintamente.
Acá toman a Artigas, a Leandro Gomez a Aparico Saravia y los terminan haciendo hablar de la nueva Pentium IV.

En fin no agrego más nada solo esto:
"Los partidos acá no son corrientes, ni movimientos, son organizaciones de rango estrictamente político, con proyectos puntuales y preparados para la batalla electoral."

Ancore une efort, una fuerzita más, que alcance hasta que se termina el periodo de 5 años -y más allá- y no solo hacer fuerza para ganar elecciones.¿puede ser?

Fd. dijo...

"..Los frentistas no votaron por caos en la seguridad pública, por malos programas de combate a la pobreza, por fugas de menores infractores día por medio y por un país que vive más en el pasado que en el presente..."
¿¿¿¿O sea que los colorados en el 2000 votaron por la crisis económica, por el corralito, por la aftosa, por un presidente que insulte a los argentinos, etc, etc, etc, etc, etc.????

Anónimo dijo...

... No hay caso,
no hay más ciego que el que no quiere ver.

Será por eso que en el país de los ciegos el tuerto es rey?

Gon dijo...

No se, pero a EVITA que le doy, le doy!


Porque no exportar planchas?
Hay paises con bajos indices de delincuencia, por ahi les sirve para aumentar el miedo general y la inversion en seguridad. Eso siempre sirve. Aprovechemos nuestras ventajas comparativas!