miércoles, junio 27, 2007

VAZQUEZ A BUENOS AIRES

Publicado - El Observador 27/06/07)
Hace algunos días los medios de comunicación mostraban la imagen del presidente argentino haciendo flamear una bandera de su país con una inscripción contra Botnia en un acto oficial. Fueron los piqueteros de Gualeguaychú los que le alcanzaron la bandera y el presidente no tuvo reparos de ninguna naturaleza en tomarla y mostrarse sonriente ante quien quisiera verlo. Nestor Kirchner sabía que su imagen rebotaría aquí y en el mundo. No tuvo complejos de ningún tipo en seguir ofendiendo la posición de Uruguay.
Acaba de ganar Mauricio Macri en Buenos Aires y esa victoria traerá consecuencias en distintos escenarios. Uno de ellos es el conflicto con Uruguay. No sería alocado pensar que los discursos nacionalistas a ultranza se instalaran con fuerza adentro del gobierno argentino y que ello llevara a exabruptos de distinto calibre. El gobierno tiene que mostrarse fuerte y Uruguay está en la lista de las cabezas de turco. A nadie le extrañaría nada que en una elección que empieza a ser movida, los integrantes del gobierno eligieran el conflicto con los uruguayos como una plataforma discursiva más, y donde el recalentamiento podría llevar a mensajes muy confrontacionales, por decir los menos. Sigo insistiendo en que me preocupan mucho los ejemplos de varios piqueteros alocados que anunciaron acciones de cualquier tipo contra la planta de Botnia…
Uruguay ya demostró que no tiene Cancillería. El Canciller uruguayo no es ni respetado, ni considerado como un político de peso en Buenos Aires. Es que la Argentina no queda tan lejos del Uruguay y todo el mundo sabe lo que puede dar ese ciudadano. Lamentablemente, eso le restó enormes posibilidades de aproximación a las partes. El funcionario fracasó. Y esta no es una consideración malintencionada sino que basta hablar en corrillos con parlamentarios y gobernantes argentinos, o leer con asiduidad la prensa bonaerense para constatar esta evidencia. Repito e insisto: el Uruguay no tiene Cancillería en el peor momento de nuestras relaciones diplomáticas con Argentina.
Esto nos lleva a un escenario único en el que no habría que esperar 120 días a que se termine la elección argentina para ver “si le embocamos” y empezar a negociar en serio una salida al conflicto. Como están planteadas ahora las cosas, recorrer ese camino sería un acto peligroso, irresponsable y arriesgado.
El presidente Vazquez está obligado ahora a dejar el orgullo a un lado, a pensar en el país y a tomar la iniciativa de cruzar a Buenos Aires e intentar destrabar el diferendo directamente con su par argentino. Si deja pasar el tiempo, los mensajes radicalizados, las voces ultranacionalistas y el riesgo de un recalentamiento de posiciones a consecuencia de la campaña electoral argentina pueden bloquear, aún más, las ya distantes posturas. Si le saliera mal la movida, si no tuviera acogida en la Argentina, de cualquier forma sería un mensaje de buena voluntad, ubicaría al Uruguay en un ángulo más sensato y frenaría algunos excesos verbales que se ven venir a doscientos kilómetros por hora. Y ya lo sabemos, después que se metió la pata con la dialéctica del enojo no hay mucho espacio para dar marcha atrás. Por eso tiene que cruzar, para frenar la electoralización del conflicto.
¿Quién en el Uruguay vería mal semejante acción del Presidente? ¿Quién de los integrantes de la oposición levantaríamos nuestra voz criticando semejante gesto de búsqueda de solución a un problema que día a día nos saca el sueño? ¿Quién no apoyaría semejante posición del Uruguay? ¿Quién sería el necio?
Seguramente, más de uno dirá que nada se ganará con cruzar el río, aún así me afilio a recorrer ese camino porque siempre es bueno que el mundo entero vea quien es el sensato y moderado que busca el acuerdo hasta el final, y quien es intemperante y duro. Si el mundo nos visualiza defendiendo lo que nos corresponde, insistiendo en que buscamos una solución que respete nuestro legítimo derecho, el otro tiene menos posibilidades de hablar de exabruptos y de cometer exabruptos. Como está planteado el asunto, no es poca cosa.

viernes, junio 22, 2007

Vamos por la chequera del Hugo

Es muy difícil hablar de lo que tenemos que vivir con la Argentina sin exitarse. Lo de Kirchner con la banderita argentina con el estampado de "fuera Botnia" es de una insolencia y de una agresión que subleva al más sumiso. Y vaya que hay sumisos en el gobierno. Estos mismos corderitos fieles de hoy hasta ayer eran Catones enojados que por todo se enojaban.
No se, pero algo hay que hacer, algo hay que decir. El gobierno está atontado con el conflicto con la Argentina. Da por sentado que hay que esperar la elección de octubre en Argentina como si eso nos fuera a resolver el problema.¿No lo emperorará?
Mientras tanto mutis por el foro. Se habla de cualquier bobada, si sigue viajando para sacarse fotos con el facilitador español a cuanto lugar lindo del mundo hay (Madrid, Nueva York) pero el conflicto sigue allí.
¿No sería una buena señal cambiar de Canciller para refrescar el diálogo y ver si desempantanamos algo el lío? ¿Alguien cree de verdad que el hombre agrio del eterno saco marrón puede colaborar en algo? ¿En serio hay que seguir apostando al antidiplomático en el lugar que hoy más que nunca un verdadero diplomático nos ayudaría a salir del pozo? ¿Tendrán los reflejos frescos el ministro y la subsecretaria de Cancillería los que entre ambos suman casi 150 años? ¿No están un poquito desgastados?
Que triste que nos pase esto con Argentina porque evidencia nuestra debilidad. El presidente Vazquez tendría que dejar su trono y moverse más en este asunto. Todos lo apoyaríamos. Tiene que liderar el el proceso, ya no hay nada para perder, todo lo que había para humillarnos y ofendernos ante el mundo ya se hizo por parte de los piqueteros argentinos con la aquiesencia de ese gobierno.
Si yo fuera presidente del Uruguay en este momento estaba subido arriba de un avión hablando mano a mano con el secretario general de Naciones Unidas. Preparando el mensaje allí clarito, clarito para la Asamblea General. Hubiera cerrado el TLC con los gringos. Hubiera armado algo moderno con la Unión Europea. Además hubiera cerrado algun acuerdo de fondo con los chinos y con los amigos de la India. Y después hubiera ido a tomarme un cafecito por el Mercosur con cara de buenos amigos diciéndoles a nuestros queridos socios: ¿como van las cosas muchachos, nosotros tuvimos que hacer estos acuerdos por el país, ustedes me entienden no?
A el Dr. Vazquez que tiene cierta facilidad para decir blanco y luego decir negro le hubiera salido lindo un mensaje así. Lástima que no se animó. Estarán esperando que la chequera del Hugo recompense algo al país por estar en este barrio tan "agradable". Abrazo.

jueves, junio 14, 2007

YO NO VOY A IR

La ambigüedad es peligrosa, máxime en política y peor aún en un gobierno. Esconde fallas y discrepancias que hacen eclosión en la primera oportunidad. De eso está cargada la celebración del 19 de junio, el acto del “Nunca más”.
El Presidente de la República fue deliberadamente ambiguo cuando anunció sus decisiones sobre el mentado y fallido acto. Dichos anuncios tuvieron la intención de acallar las disidencias que se alzaban desafiantes dentro de su fuerza política, pero, además, creemos que albergó, por lo menos por unos instantes, el sueño de conformar a “tirios y troyanos”. Pero, así, es muy difícil.
En efecto, hay quienes decidieron concurrir pero le solicitan al Presidente que derogue el decreto que dio vida al “acto” y apoyan la derogación de la Ley de Caducidad; hay quienes van a estar allí junto al Doctor Vázquez regocijados porque éste menciona explícitamente al terrorismo de Estado y hace “gre, gre” para no mencionar del mismo modo a la guerrilla. Y todos parecen estar satisfechos de que el Presidente diga una cosa un día y otra muy distinta al otro. No entendemos cuál es el sentido todo esto, porque lo que aquí nos estamos jugando —y de “juego”, desgraciadamente, no tiene nada— es la continuidad de la convivencia pacífica entre todos los uruguayos. Sí, tan grave como eso.
Todos estos acontecimientos, si algo están dejando meridianamente claro, es que la pretensión del Gobierno y del Frente Amplio de poseer la llave maestra para alcanzar la reconciliación nacional se está dando de bruces con la realidad. Estuvieron veinte años dinamitando todo el proceso de pacificación, demonizándo a quienes lo conducían. Yo no voy a concurrir al acto del 19 de junio. Las divergencias no radican en meros ejercicios de carácter teórico o en elucubraciones políticas menores sobre la oportunidad de concurrir o no a un acto oficial.
De concurrir estaríamos convalidando la consagración del doble discurso, dispuesto éste a satisfacer a todos y provocando, más temprano que tarde, nuevas confrontaciones con los futuros defraudados.
De concurrir estaríamos contribuyendo a eternizar el debate sobre el pasado reciente y apoyando la pretendida búsqueda de supuestas soluciones políticas casi mágicas que sólo encadenan al Uruguay a episodios trágicos que deberían superarse.
De concurrir estaríamos dando nuestro apoyo a una visión hemipléjica de la historia, muy dispuesta a encontrar las culpas ajenas al tiempo que encubrir las propias. Mucho esmero se ha puesto en esto último, desvirtuando los hechos, olvidando que no hay episodios aislados, procurando, con una batería de argumentos seudo científicos, demostrar que los que atentaron contra la democracia en realidad fueron sus defensores, que los violadores de los derechos humanos surgieron por generación espontánea y tantas otras adulteraciones.
Este camino no nos lleva a buen destino. La reconciliación nacional se hace con sentido inclusivo, con generosidad y con visión republicana de largo alcance. No se advierte esto en el camino elegido.
Pero no me siento portavoz de la verdad. Y si hay ciudadanos colorados que de buena fe entienden que participar en ese acto es válido, no voy a ser yo quien lo cuestione. Cada uno se para ante la historia como mejor lo entiende. Yo, lo repito, prefiero no ir.

miércoles, junio 13, 2007

¿"DESEMPODERAMIENTO" PRESIDENCIAL?

(Publicado - El Observador 13/06/07)
Luego de que el Presidente Vázquez señalara que no aceptaría un planteo reeleccionista, después de más de dos años en que sus propios socios políticos llevaron y trajeron el tema, se han expresado diversas opiniones. Algunos, por ahora los menos, lamentando la decisión y alentando la esperanza de un eventual cambio de postura en el doctor Tabaré Vázquez (lo cual no sorprendería, en realidad, pero para ello los tiempo se agotan a pasos agigantados). Otros reconociendo la sensatez de la decisión presidencial (más debatibles son el tono y la oportunidad). Unos pocos, también, casi agradeciendo aquello que no hay que agradecer. ¿Desde cuándo cumplir con la Constitución debe "agradecerse"? El Presidente, al fin de cuentas, no renunció a nada, ya que nunca tuvo el derecho a ser reelegido. Por cierto, no son pocos los que creen que el tema en cualquier momento renace.
Sea como fuere, entre aquellas cosas que se han señalado está la de una supuesta respuesta presidencial contra sus correligionarios frenteamplistas por haberlo obligado a retroceder en su propuesta de "Nunca más". En esa perspectiva, el Presidente habría tenido un "gesto de autoridad" frente a su fuerza política, tirándole un fardo político como forma de demostrar quién manda.
Si ese fue el propósito del Presidente --afirmar su autoridad ante una coalición que lo desafió-- pocos parecen advertir --el Presidente en primer lugar-- que el "gesto de autoridad" puede devenir "desempoderamiento" progresivo de la figura presidencial.
Por lo pronto, el adelantamiento de la puja por la sucesión de Vázquez en el Frente Amplio pocas buenas cosas puede agregar a una gestión ya suficientemente aquejada por el "internismo". Si el "perfilismo" de los diferentes ministros, en particular en contraposición al de Economía, ya era un problema, el adelantamiento de la lucha interna por la sucesión presidencial sólo puede empeorar las cosas. En tal sentido, las presiones por incrementar el gasto público para satisfacer clientelas electorales de los diversos sectores del FA pueden poner en riesgo la gestión. No es de extrañar que proyectos como el de refinanciación de deudas sigan lloviendo, auspiciados por el Ministro Mujica, así como declaraciones del tipo "la derecha ya tiene su candidato en el FA". Efervescencias multicolores.
Pero además del adelantamiento de la carrera presidencial en el oficialismo, el "gesto de autoridad" de Vázquez tiene una consecuencia adicional sobre el poder de la figura del Presidente de la República: el Presidente ya no es un actor relevante para el 2009. Y pasan a serlo los presuntos candidatos a sucederlo. A ellos hay que mirar y con ellos nacen las nuevas lógicas de poder real.
Alguien podría señalar --no sin acierto-- que la figura del Presidente de la República tiene un peso específico muy importante siempre. Pero a diferencia de sus predecesores, el doctor Tabaré Vázquez carece por completo de aparato político partidario propio. Su calidad de "cuadro" del PS es pura entelequia. Todo el mundo sabe que la influencia de Vázquez en ese partido es limitada y a duras penas pudo imponer como Secretario General a Eduardo "Lalo" Fernández. El "vazquismo" como tal es un fenómeno de opinión pública, si se quiere, y de entorno. El "vazquismo" es huérfano de aparato político. Y los aparatos pesan y mucho. Que lo diga, si no, el Partido Comunista que, contra viento y marea, con un caudal electoral esmirriado, aún cuenta con una influencia decisiva en el mundo sindical y cuenta con un peso político que excede largamente su peso electoral. Aunque no guste la cosa es así.
En tal sentido, el Presidente Vázquez, en virtud del "gesto de autoridad", ha efectuado una transferencia de poder desde su figura hacia los pre-pre-candidatos. En particular, hacia aquellos que cuentan con mayor peso a la hora de imponerse como candidatos o de definir la candidatura de otros (léase, José Mujica). Existe un severo riesgo, por tanto, de que sean otros y no el Presidente aquellos cuya aquiescencia haya que conseguir a la hora de formular proyectos o rechazar inciativas del Poder Ejecutivo.
Todo lo cual, sin duda, sería un escenario poco favorable para el Presidente no ya sólo en términos de su calidad de dirigente político de primera línea, sino en su capacidad de liderar una gestión que ya se le hacía sumamente complicado dirigir.

jueves, junio 07, 2007

Amo ese sillón!!!

Había un sktech en aquel legendario programa de televisión argentina (Matrimonios y algo más) en el que había un personaje que estaba tan alucinado con el poder que gritaba lo del título. Yo creo que el presidente tiene algo de esa veta que lo enamora del poder. Le encanta el poder, le gustan sus símbolos y le gusta jugarlo. Por eso montó en cólera con lo del 19 de junio porque no le llevaron el apunte. Y por eso subió la apuesta con lo de negar la reelección. Como diciendo: ahora, arreglen el entuerto sin mi, a ver como hacen...
Claro no advirtió que su poder ya empieza a ser efímero y en un conglomerado canibal como el Frente Amplio (todos los partidos tienen algo canibal, digamos las cosas como son) el caos de a poquito se va a instalar. Quien le va a llevar el apunte al Taba si los que mandan estan por fuera. Por eso yo todavía no creo del todo que el presidente no juegue más el partido. En cualquier momento el Pepe le dice que por el bien del país hay que hacer un esfuercito y el hombre se peina de vuelta a la cancha. Es todo muy raro en Uruguay. Y siempre son las mismas barras que cortan el bacalao. En el Frente, que parecía que eran el cambio, esa barrita sexagenaria viene super afincada en el poder y ya le tomaron el gustito. Uno los ve encantados en los cócteles, super divertidos en cuanta reunión social aparece, almorzando con cuanto capitalista conocen por la ciudad vieja y hasta con batas nuevas. Se vino la vetita peronista al poder. Quien lo díría.