miércoles, noviembre 28, 2007

HARTOS DE CHÁVEZ

(Publicado - El Observador 28/11/07)
Los episodios que protagoniza Hugo Chávez hacen que cada día se refuerce más la idea de alejarse de él, cuanto antes, cosa de no verse contaminados por sus efluvios psicodélicos.
Chávez brinda la peor imagen del continente y termina por tornar más dañina aun la idea que —con cierta razón— se tiene de nosotros. América no se caracteriza por democracias al cien por ciento sino que, entre bananas, golpes de Estado y corrupción, no son pocos los ejemplos de ejercicios democráticos bastante lejanos al ideal.
Cuando Chávez pasea por Europa, su personaje se instala alegremente en el imaginario europeo que existe sobre nosotros, donde muchos nos miran como indiecitos redimidos. ¿Tienen la culpa los europeos en creer eso cuando un personaje así —como salido de un libro de García Márquez— los visita, les grita, gesticula a lo loco y les hace el show gratis para los noticieros nocturnos? ¿Nos discriminan los europeos al mirarnos con desdén cuando, desde acá, los no pagos de las deudas de algunos gobiernos de la región, las nacionalizaciones de empresas internacionales en varios países y el manejo de la plata del petróleo, usado para campañas políticas, empieza a ser moneda corriente de algunos gobiernos “progresistas”?
Venezuela primero sufrió una partidocracia delincuencial, que creyó que aquello era un maná que no tenía fin. Ahora le toca el turno a este alucinado de la crítica histérica, que tiene por única obsesión el poder eterno. Basta verlo con el Presidente de Irán (el que quiere la desaparición de Israel de la faz de la tierra) y con otros especímenes duros de la llamada “izquierda latinoamericana” como para advertir el grado de alienación en el que está.
Como tantas cosas en la vida, quiso la casualidad que el rezongo monárquico hiciera que Chávez quedara, ante el mundo y ante su pueblo, como la gente lo ve: un bocón suelto, que gruñe y que siempre está listo para proferir una serie de incongruencias que tiene por objetivo encontrar “malos” del supuesto lado “pro imperialista” y angelitos y seres intrínsecamente bondadosos del lado de su liderazgo. Por fin, el mundo se ríe de manera clara, con una sonora y destructiva carcajada, del otrora aspirante a dictador.
Por casa lo han a usado a más no poder. Le han sacado plata —o han pretendido hacerlo— para cualquier cosa. Y ese es el triste precio que han tenido que pagar por los petrodólares que vinieron de un día para el otro. Algún día se esclarecerá todo acerca del dinero que vino, cómo vino, a quiénes fue a parar y quiénes se beneficiaron de tanta fiesta.
La Justicia ya empezó a investigar en la región y en Uruguay. Y seguramente muchos tendrán que ir a declarar acerca de cómo hicieron para tener negocios tan prósperos al amparo de las directivas políticas de Venezuela. No son pocos los empresarios uruguayos que se quejaron por el tratamiento especial que recibieron algunos uruguayos, teniendo tanta “banca” en Venezuela, mientras otros ni regalando pasajes aéreos se hacían conocer…
Es que no se puede. Los totalitarios serán de derecha, de izquierda o de algún primitivo menjunje ideológico, pero primero, antes que nada, son totalitarios. El marco ideológico —siempre confuso, pueril y elemental— es una excusa para todo el desequilibrio que van fraguando. Por eso estuvo bien el Presidente Uribe. Basta ya de meterse en la vida interna de cada país. Eso es lo que hace Chávez por la región: se pretende erigir en una especie de madre de todos nosotros y anda por el planeta vociferando las injusticias que padecemos.
Debiera quedar claro que somos países independientes, que no necesitamos una “mamacita” al estilo Chávez que nos ande cuidando por allí. Y mucho menos una mamacita tan poco preparada y tan refractaria hacia el mundo. Basta ya de quedar “pegados” por tener de líder barrial a un personaje que, en este país, si lo tuvieran que votar, no llegaba ni a concejal. Que el gobierno ponga las bardas en remojo, pues, porque no se puede andar por allí pretendiendo ser moderados y, más tarde, pidiendo el oro y el moro a un personaje como éste, que cobra por todo.

miércoles, noviembre 14, 2007

EL ENOJO CIUDADANO

(Publicado - El Observador 14/11/07)
Pablo Montaldo escribía hace dos días sobre la ingenuidad de creer que el Banco República se encuentra estupendo y reforzaba sus cuestionamientos en relación a partidas conciliatorias sin explicar, situaciones sin regularizar en los fideicomisos de carteras morosas, errores de estimación en el impuesto a la renta, insuficiencia de previsiones para créditos incobrables, etc. En fin, un panorama preocupante, por decir lo menos.
Lo inquietante del asunto es que esa superficialidad en el abordaje de diversos temas de Estado, reina olímpicamente en buena parte del gobierno. En algún momento, por alguna razón que no alcanzo a comprender, la élite gobernante creyó que sabía lo que, en realidad, no sabía. Intuyó que gobernar significaba trasladar ciertos modelos teóricos voluntaristas al plano de la decisión de turno y que, por arte de magia, la “felicidad progresista” se derramaría gradualmente sobre la sociedad.
Digamos, entonces, que la ausencia de resultados netos se comienza a percibir en las áreas sensibles del gobierno cada día más. Y el país no siente que las cosas hayan cambiado para bien. Es más, algún sector de la clase media que se sintió castigado por la crisis del 2002, y que en su oportunidad divisó a la alternancia política como una opción valiosa y esperanzadora, por estos días no puede creer que todo haya terminado en una postura esquilmadora de recursos a cuanto trabajador y jubilado existe en el país. El final de la película fue pedir más recursos para gastar más en el Estado. En este Estado al que todos le desconfiamos con sus burocracias infernales y sus gastos, ésos que nunca se sabe dónde terminan.
¿Cuál es la verdad, entonces? ¿Las voces críticas del Vicepresidente de la República en torno a algunos funcionarios? ¿Los enojos de un Senador del MPP hacia los técnicos-burócratas, verdaderos dueños del poder? ¿O los resultados de crecimiento del aparato del Estado y de su capacidad para pedir más plata para que el propio Estado la devore?
No se entiende, además, cómo en el período de mayor bonanza de los precios en las materias primas uruguayas de los que se tenga memoria en la historia del país, no permiten acolchonar recursos para los inevitables ciclos negativos, que —tarde o temprano— inexorablemente sobrevendrán.
Claro, no es sencillo moverse en el mundo real. Ese mundo que fue negado sistemáticamente, de manera obsesiva, por muchos de los actuales gobernantes. Ese mundo que negaban y que, gracias a la competencia que nosotros alentamos, hoy los más humildes tiene un teléfono móvil para trabajar y recibir requerimientos laborales. Ese mundo que negaban y por eso no querían a las AFAP para cuidar el dinero de las jubilaciones. Hoy, la competencia permitió que esas entidades encriptaran esos recursos y que ese dinero esté a buen recaudo. Si hubiéramos seguido con el BPS y sus prácticas, el sistema hace rato que hubiera quebrado. Y tanto se han dado cuenta, que ahora admiten a regañadientes que no tienen mejor alternativa. Ese mismo mundo que induce a las aseguradoras a mejorar sus precios en el área de los automotores, porque el que no los baja u ofrece mejores contrapartidas, no coloniza el mercado. Todo ese mundo, satanizado como “neoliberal”, terminó bajando precios de intermediación, permitiendo a cientos de miles de uruguayos, antes excluidos, el acceso a una diversidad de bienes y servicios. Fueron los más humildes aquellos que se beneficiaron con estos cambios.
Ese mundo no entra en la cabeza de muchos gobernantes, porque hace trizas los fetiches con que se formaron. El embajador de ese mundo era el Ministro Astori y, en los hechos, se transformó en Lady Macbeth. Justo él vino a traicionar a quienes, a pesar de sus discrepancias, percibían en su mensaje una visión de apertura hacia el universo emprendedor. Justo él —en incomprensible actitud— se transformó en el verdugo de las clases medias. Justo él encoleriza a un importante segmento de los jubilados que trabajó durante mucho tiempo para respirar con dignidad los últimos años de sus vidas.
Después dicen que la política es aburrida y predecible en este país. Si alguien hubiera afirmado que quien captó las adhesiones de muchos blancos y colorados en la elección anterior, es la misma persona que se ocupa de expulsarlos de manera salvaje, se lo hubiera tildado de enajenado, Porque había que ser muy creativo para afirmarlo hace dos años.
Hoy, no hay que trabajar en opinión pública para advertir esto. Apenas hay que sentarse en cualquier boliche, en cualquier parte del país, para escuchar el enojo ciudadano. Sencillito.