lunes, diciembre 26, 2005

Los portaestandartes del Partido Colorado serán otros en 2009

(Publicado - El Observador 26/12/05)
A más de un año de la elección, ¿por qué cree que el Partido Colorado votó tan mal? Hay tres o cuatro cosas. Primero que cuando uno se está 15 años de 20 en el gobierno, inevitablemente cansa, por más que sea Luis Artime o Pedro Virgilio Rocha. Por otro lado, quizás el estilo colorado de comunicación llegó un momento que a la gente le haya chirriado. Siempre fuimos gente muy convencida de lo suyo, y a veces eso se puede confundir con soberbia. También hubo una campaña muy dura de la izquierda de demonizar todo lo que venía de los colorados. Y además, la crisis del 2002 revolcó al Partido Colorado. Si eso se suma a una elección interna sin competencia y una anticipación psicológica del ballotage, el resultado realmente fue explosivo. ¿Cuánto pesan en la actual situación los líderes históricos del partido? Yo no participo de la teoría de que por telegrama colacionado se informe a los dos líderes que hay un desalojo, eso no existe en la historia de los liderazgos políticos. Hay que pensar como producir la renovación con los líderes históricos. Ellos ya están dando noticias de que acá se viene una etapa de relevos. La interna dentro de cuatro años es la oportunidad para que todos los que pretendan estar en la conversación tengan un escenario. El papel de los líderes históricos en clave de orientación, promoción y ayuda tiene que ser valorado. ¿Cómo cree que la gente percibe que los líderes sigan influyendo y dirigiendo las cosas? Cuando la gente advierte que el partido tiene una presencia solo de sus líderes, hay un elemento crítico. Pero hoy el partido empieza a combinar el sabor del vino añejado con generaciones nuevas. Hay una generación intermedia de tipos que estamos en la cancha, y esa gente tendrá que ponerse los botines y ver cómo rinden. Los líderes históricos tienen un papel trascendente, siempre van a ser una voz que uno tiene que oír, pero probablemente los portaestandartes van a ser otros. En el Frente Amplio, Seregni en algún momento entendió que no iba a ser candidato y se instaló en el Centro 1815, y era una voz que todos oíamos con devoción. Seregni para eso dejó la presidencia del Frente Amplio… Bien, esas serán evaluaciones que tendrán que hacerse dentro del partido, es otra etapa. Los que venimos atrás tenemos que pensar en el rediseño partidario. ¿Qué más debería incluir ese “rediseño partidario”? Hay que pararse en la elección interna con cuatro o cinco ofertas interesantes. Eso en medio de entendimiento, de gente que se respeta, que por más que disienta entiende que forma parte de una comunidad. Yo creo que eso se puede hacer y que mi generación está en eso. Yo no me siento en guerra a muerte con ningún compañero de generación, creo que todos estamos aportando porque sabemos que es un desafío histórico el que viene: el de superar este trance o quien sabe qué. Y como en el quien sabe qué no quiero estar, estamos en la linda aventura de dar oxígeno y que esto tenga de vuelta volumen e importancia. ¿En el 2009 está en juego la existencia del Partido Colorado? Siempre te jugás mucho en términos electorales. Está claro que si queda un partido testimonial de 6% sería una debacle, pero no va a pasar. No lo digo con un sentimiento dogmático, sino porque estamos haciendo bien las cosas. ¿Qué es una recuperación del Partido Colorado en la próxima elección? Ganar la elección. ¿Cree que el partido puede ganar la elección? Yo tengo una confianza fenomenal. Se trata de trabajar con seriedad y apostar a que uno hace las cosas bien, mostrar un formato novedoso con una matriz que tienen consistencia histórica. Y que mucha gente que quedó encantada con el cambio que ofrecía el Frente Amplio, empiece a tomar noticia de que lo que prometieron un castillo de naipes. Si hacemos las cosas bien, y ellos las siguen haciendo así, nos van a dar una oportunidad. Sé que el Partido Nacional se siente fuerte y lo respeto, yo también me siento muy fuerte, los colorados y yo en lo personal nos sentimos fuertes para dar todas estas batallas. ¿Quiénes son los posibles candidatos colorados para el 2009? Hoy no lo sabemos y sería una locura dar nombres. Dependerá del volumen que vayan o vayamos tomando la generación intermedia.

jueves, diciembre 22, 2005

ENTREVISTA EN BUSQUEDA

El Partido Colorado no puede ni debe 'colaborar' con el gobierno porque hay una 'abismal diferencia' sobre cómo aplicar la democracia 'No hay puente de colaboración alguno que pueda construirse entre el oficialismo y el Partido Colorado', dijo el diputado Washington Abdala
El Partido Colorado no puede ni debe "colaborar" con el gobierno del presidente Tabaré Vázquez porque existe una "abismal diferencia" de orden "filosófico, cultural y hasta de interpretación democrática y de las reglas del Estado de Derecho" entre la actual administración y las fuerzas de la oposición, afirmó el diputado colorado Washington Abdala. "La democracia de la que habla el gobierno no tiene mucho que ver con la democracia liberal que defendemos los partidos fundacionales", dijo Abdala durante una entrevista con Búsqueda. El parlamentario, que por momentos ocupa la banca del Foro Batllista en el Senado como primer suplente del ex presidente Julio Sanguinetti, advirtió que los colorados no se prestarán al "jueguito politiquero" de que el gobierno vote "unido" cuando le conviene a su electorado y "dividido", pero apelando a los partidos tradicionales, cuando cree que paga costos políticos con sus votantes. "Ahora que gobiernen. Y que asuman las 'maduras', pero también las 'verdes'. ¿ O quieren estar en el gobierno, aplicar las mismas políticas que aplicábamos nosotros, seguir siendo elogiados en el exterior por hacer eso, y acá adentro mantener el discurso engañoso con que ganaron la elección para seguir ganándolas en el futuro y que los colorados les saquemos las castañas del fuego?", preguntó Abdala. -El ex candidato colorado a la Intendencia de Montevideo Pedro Borda-berry dijo la semana pasada que "el Partido Colorado no debe criticar todo lo que sucede en el gobierno" y que no sólo debería señalar lo que está bien, sino que, incluso, puede ofrecer al gobierno ayuda en lo que está de acuerdo. ¿Cuál es su opinión al respecto? -Este no es un gobierno "como todos los gobiernos", sino un gobierno que se propone llevar adelante un proyecto político excluyen-te. En la medida en que eso es así, no es posible afirmar otra cosa que una abismal diferencia filosófica y política entre aquello que encarna el actual oficialismo y lo que encarna el Partido Colorado. No hay, pues, puente de colaboración alguno que pueda construirse entre el oficialismo y el Partido Colorado. Y tanto no lo hay que ni siquiera el oficialismo ha procurado construirlo. Ni antes de la elección, ni con posterioridad a ella. Incluso convirtió en letra muerta el entendimiento interpartidario en materia de política económica, educativa e internacional. Ésa es la verdad histórica. -¿Pero por qué no ve posibilidad alguna de colaborar en aquello que ustedes mismos consideren útil? -El Partido Colorado, a diferencia del oficialismo actual en sus épocas de opositor ortodoxo, no critica -como se ha dicho- "todo lo que sucede en el gobierno". Cuando ha evaluado positivamente, para el país, no para el gobierno, iniciativas concretas, los colorados las hemos respaldado, no por un espíritu de "colaboración" como el que maneja Bordaberry, sino porque la colaboración del partido es con el país. Pero ese respaldo puntual no puede, ni debe, trascender el acto concreto de respaldo parlamentario. Hacerlo supondría dejar de ejercer el rol de fiscales de la acción gubernamental que la ciudadanía nos ha asignado. Estamos donde la gente nos puso, en la oposición, y no le podemos fallar a la ciudadanía que confió en nosotros. Eso sería no entender el "abe" de las reglas del juego democrático. -Entonces, ¿cuál es el sentido y perfil de la oposición colorada? -Las iniciativas de reforma estructural que el oficialismo ha decidido llevar adelante y que han contado con nuestra oposición (reforma tributaria, reforma del sistema de salud, ley de fuero sindical) constituyen la manifestación concreta del corazón filosófico de esta administración. Y frente a esas manifestaciones no sólo expresamos una oposición basada en criterios diversos acerca de cómo manejar los asuntos del país, sino por una discrepancia enorme de orden filosófico, cultural y hasta de interpretación democrática y de las reglas del Estado de derecho. La democracia de la que habla el gobierno no tiene mucho que ver con la democracia liberal que defendemos los partidos fundacionales. -El Partido Colorado y el Partido Nacional concretaron en los últimos 20 años entendimientos de diversa índole para gobernar. ¿No es posible utilizaresa base para pensar algún nivel de relacionamiento con el actual gobierno? -No. No se puede comparar el espíritu de colaboración que hubo entre gobernantes colorados y blancos cuando se sucedían unos a otros en diferentes áreas del Estado. A lo sumo podía haber diferencias de orden político o diferencias, en ocasiones fuertes, acerca de aspectos prácticamente técnicos. En el caso del gobierno actual, las diferencias, repito, son de orden político, filosófico y cultural. Por eso no hay vinculación institucional posible con este gobierno. Hablamos idiomas distintos. -Lo que usted dice equivale a pensar que el escenario que viene en Uruguay será de confrontación. ¿Eso es lo que cree? -Lo que pasa es que con el proyecto del gobierno no queremos tener nada que ver. Ya no se pueden relativizar las críticas a su gestión. El ciudadano percibe que desde el gobierno se está armando un aparato concentrador y exclusivista que desmotiva la inversión, mata el empleo verdadero y construye una lógica sindical superpoderosa. No hay que callarse más la boca. Los ciudadanos liberales nos piden claridad. No es casualidad que todas las gremiales empresariales, comerciales, agropecuarias, de las pequeñas y medianas empresas, todas ellas, montaron en cólera con el fuero sindical. Y esto recién empieza; con el impuesto a la renta y la reforma de la salud el cóctel va a ser explosivo. Creo, además, que llegó la hora de dejar al descubierto el doble discurso de este gobierno. Esta "peronización" a la que apuestan, haciendo oposición dentro del propioaobierno, es una engañifa, como decía Dardo Ortiz. ¿Dónde se vio que el MPP disienta con el Tratado de Inversiones con Estados Unidos pero lo vote criticándolo a regañadientes? ¿Acaso ya no llegó la hora de decir todas estas cosas? ¿Qué vamos a seguir esperando? -Aterricemos algo de lo que usted dice al plano de las cuestiones concretas. Por ejemplo: ¿qué van a hacer, en general, los colorados con los proyectos de ley que el Poder Ejecutivo quiera aprobar si ustedes están de acuerdo con ellos pero buena parte de la bancada oficialista no? -Mire, ellos nos pasaron la aplanadora para votar casi a tapas cerradas la llamada "ley de fuero sindical", un instrumento que casi nos transforma en una provincia argentina, porque crea una casta de sindicalistas inamovibles y espanta a los inversores: en vez de flexibilizar el mercado laboral, como hacen todos los países exitosos, lo vuelve más rígido. La votaron solos y festejaron solos. Bueno, si tienen la mayoría y la hacen valer para hacer los desastres mayores, tendrán también que hacerla valer para las cosas que, a nuestro juicio, le hacen bien al país. Si la "unidad" que tanto proclaman les sirve para votar a tambor batiente leyes que sólo provocan atraso, supongo que también les servirá para aquellas que pueden ser factor de progreso. Ahora, si lo que quieren es votar "unidos" las leyes malas y electoreras y luego votar "divididos" las leyes buenas pero que no les gustan a sus electores, para poder seguir siendo a la vez gobierno y oposición, el Partido Colorado no se va a prestar a ese juego. Tienen que asumir la responsabilidad que pidieron. Pidieron al pueblo que los votara para llegar al gobierno. Ya llegaron. Ahora que gobiernen. Y que asuman las "maduras", pero también las "verdes". ¿O quieren estar en el gobierno, aplicar las mismas políticas que aplicábamos nosotros, seguir siendo elogiados en el exterior por hacer eso, y acá adentro mantener el discurso engañoso con que ganaron la elección para seguir ganándolas en el futuro y que los colorados les saquemos las castañas del fuego? Es hasta inmoral que pretendan que les llevemos ese jueguito politiquero. Pero además, no sería justo con la oposición solicitarle que vote lo que el propio gobierno no está dispuesto a votar. El primer responsable en concretar la mayoría es el propio gobierno. Va llegando la hora en que el gobierno no puede estar en la misa y en la procesión.

miércoles, diciembre 21, 2005

LA BONAPARTIZACIÓN

(Publicado - El Observador 20/12/05)
A lo largo de todo el año hemos ido constatando algo que sospechábamos pero que temíamos aceptar: el gobierno tiene agudos problemas para entender los postulados básicos de la Democracia y la aceptación de las reglas del Estado de Derecho.
Cuando la reforma constitucional del agua no fue respetada, esa fue la primera señal. Después, se derogó el decreto que permitía solicitar desocupaciones en las plantas industriales. Con ello, se hizo añicos el derecho de propiedad. Luego, vinieron las dudosas versiones jurídicas en torno a la ley interpretativa de la caducidad. Hasta los más radicales advierten que está naciendo un exabrupto antijurídico. Ahora, aparece la omnipotencia del fuero sindical. Son demasiados hitos como para relativizarlos. De distinta manera, pero con similar misión todos ellos buscan “imponer” una visión sea como sea. Las formas democráticas empiezan a descuidarse y en un gobierno monocromático eso es muy peligroso. Se vive y se oye una sola voz.
En la interna del gobierno hay presión para lograr que el primer año y parte del segundo sea un tiempo de concreciones. Se sabe que lo que no se hizo allí, luego es difícil hacerlo. De cualquier forma, el gobierno no advierte que el Estado de Derecho obliga a respetar tiempos y formas que garanticen que la democracia tenga consistencia.
Hay, además, algunos ministros y ministras que día a día demuestran un fenomenal desprecio por lo que piensa y dice la otra mitad del país. La soberbia que le endilgaban a las administraciones anteriores ya no es tan mala. Parecen tener una especie de licencia oral que les permitiera decir lo que en ese momento se les pasa por la cabeza. Eso es frivolidad. Están perdiendo el respeto por todos. No advierten que mucho de lo que criticaban ayer, hoy lo asumen con plenitud. Triste evidencia de gente que con una vieja alfombra roja y dos secretarios se bonapartizan de pies a cabeza.
Ni que hablar de la pobre habilidad gubernamental para manejar escenarios inclusivos. El parlamento es un espacio en el que el juego democrático se produce esporádicamente. El gobierno tiene premeditadamente “planchado” al parlamento. No lo quiere operativo. Lo utiliza para legitimar los designios del poder ejecutivo y siempre a último momento, cosa de eliminar el posible debate. Es tan triste la cosa que hay parlamentarios oficialistas que nunca hablaron con el presidente ni dos minutos. Total, que importa perder el tiempo es esas “minucias”.
¿Será que no había cultura de gobierno y ello impone hacer aprendizajes lentamente? ¿Será que los noveles gobernantes priorizan sus miradas ideológicas por encima de los instrumentos que deben respetar para concretarlas? En fin, puede haber un poco de todo, pero lo que está claro es que esta izquierda nacional nada tiene que ver con la chilena, que anda por la vida sin prejuicios buscando beneficiar como sea a su pueblo, negociando y hablando con todos para alcanzar ese objetivo. Nuestra izquierda todavía huele a naftalina del sesenta, suda al compás de algunos viejos mitos y no termina por hacer el viaje a la modernidad democrática. (Por eso los traumas que se producen por el Tratado de Inversiones con Estados Unidos por ejemplo). Todo esto nos va a salir muy caro a los uruguayos. Caro, en la calidad de nuestro sistema de vida. Caro, en los derechos ciudadanos que cada día se van recortando cada vez más por detrás de las lógicas corporativas. Caro, porque el que no coincide con el gobierno ya es un “traidor” a las causas progresistas. Esto viene mal y conviene ir pegando el grito de alerta para que no se diga que nadie habló a tiempo. Porque solo un ciego no ve el dogmatismo y la intolerancia de muchos gobernantes. Llámenlo como quieran, pero lo que estamos viviendo viene dejando un saldo antidemocrático enorme. Así de cruda, para mí, está la cosa.

miércoles, diciembre 07, 2005

SIEMPRE LA MISMA HISTORIA

(Publicado - El Observador 7/12/05)
Si por alguna razón usted tiene que viajar y salir del país por un tiempo, no se haga drama, a su retorno no habrá pasado nada, todo seguirá exactamente igual. Esto, tiene que ver con la matriz cultural nacional, con ciertas inercias que cuestan cambiar y con una forma de ser, algo mediocre, de la que inclusive nos ufanamos. La “uruguayez” es así, afirman orgullosos algunos, entre largos mates y un tiempo deliciosamente perdido. Este es un país en el que se debaten siempre los mismos temas dentro de los mismos géneros temáticos, por ejemplo: cuál es la razón por la que somos tan malos en el fútbol, o por qué nuestra política es tan poquita cosa. Lo curioso, es que cualquiera con dos deditos de inteligencia, ya sabe cuales son las respuestas. Matiz más, matiz menos solo gente muy necia no conoce los diagnósticos de lo que nos pasa. Pero, será que nos encantan los diagnósticos, y será que nos solazamos en esa fuente inagotable de catarsis colectiva porque no hay manera de salir de semejante actitud. Estamos como empantanados. Parecería que premeditadamente empantanados. ¿Cuáles son las ideas arrolladoras que nos plantean “cambios” de envergadura en el país? ¿Dónde están esos líderes intelectuales que salgan del lugar común y políticamente correcto para sugerirnos propuestas novedosas que modifiquen la realidad? ¿Dónde está la izquierda imaginativa y preparada que ahora en el poder podría concretar todas aquellas ideas revolucionarias que predicó estereotipadamente durante años? ¿Dónde están los cambios que nos cambian la calidad de vida a todos? Agreguemos a todo esto la entusiasta mitologización del pasado de los uruguayos, lo que genera aún más frustración y más bajón colectivo. Creer que fuimos imbatibles y fenómenos en casi todo hace 50 años, además de ser harto discutible, es una mirada enfermiza que no permite proyectar nada. Estoy honestamente cansado de sentir hablar de Maracaná y de las glorias económicas del país en aquel período. A veces, creo que me están mintiendo cuando me relatan ese mundo tipo Disneylandia. Y aunque fuera verdad, ya no me importa vivir en una nostalgia eternamente llorona. No nos sirve de nada para enfrentar el futuro. Está bravo “cambiar” un país cuando hasta la propia izquierda es conservadora y lenta. Si después de 34 años para alcanzar el poder todo lo que tienen para mostrar es lo que muestran: estamos perdidos. Entre las miradas sesentistas del ministro del Interior y su humanización para con los que nos deshumanizan a todos (a los delincuentes me refiero); más la teoría de montar “comisiones” para todo tipo de problema que se suscita, creyendo que la aglomeración ciudadana es virtuosa de por sí; pasando por los anuncios temerarios de la reforma tributaria y la de la salud, que nadie sabe cómo serán, pero que todos sabemos que saldrán más plata, en fin, los cambios no vienen para mejor. La gente está nerviosa. Obvio, no es para menos. Para cambiar hay que cambiar las cabezas, así de simple. Y no hago reduccionismo menor al creer que hay partidos o movimientos políticos con mayor culpa, todos tenemos responsabilidad en la “letanía nacional” elevada casi como objeto de culto. Hoy el único frente posible para dar la batalla es la educación, allí hay que poner todas las fichas, las que tenemos y las que inventemos, desde allí cambia una sociedad. Todo lo demás son versos, o parches. Esto, además, lo sabemos todos, sin embargo no terminamos de asimilar que esa debiera ser una política central y consensuada.(Contar una “historia” oficial, como ahora se pretende no ayuda en nada a estos objetivos.) Por eso lo del principio, acá casi nunca pasa nada demasiado fuerte, las raíces de los árboles están cada vez más profundas y viejas. No solo no tiemblan sino que ahora están más firmes y a mayor profundidad. Una lástima, después de tanto anuncio al final es tan poquito lo que se advierte que da pena. Los frustrados que ya aparecen tienen motivo.