miércoles, abril 16, 2008

EL PARTIDO COLORADO

(Publicado - El Observador 16/04/08)
Las circunstancias que viven los colorados, a pesar del escepticismo de los analistas para con este partido político, parecen ser bastante mejores que hace tres años cuando se enfrentaron a una caída electoral de dimensiones descomunales.

La colectividad de Rivera en estos años viene transitando una línea de reconstrucción interna, donde lo organizativo no es menor y dentro de un escenario en el que surgen cuadros políticos jóvenes, fruto de una elección juvenil que asombró al más optimista. A su vez, los temas ideológicos y éticos están presentes en el calendario de preocupaciones de los batllistas, lo que asegura una plataforma con todo el menú básico bien servido para los próximos meses. Se han hecho las cosas con responsabilidad y el nuevo Partido Colorado que habrá de aparecer tendrá toda una ingeniería interna acorde a la época en la que estamos. No hubo improvisación.

Es cierto, todo esto no luce demasiado porque los focos pretenden de manera obsesiva noticiar sobre quién será el portaestandarte colorado y poca importancia le asignan a lo sustancial que existe por detrás y respaldando a esa candidatura presidencial. Es curioso que nadie repare en todo esto cuando es medular saber si la empresa tendrá viabilidad o si sólo es una pantalla la que se presenta ante los ojos de todos.

Imagine el lector la elección del CEO de cualquier emprendimiento en el que no hay ni un plan maestro, ni recursos humanos, ni gerencias que acompañen la gestión de la autoridad... En fin, estaríamos ante un desafío imposible. Por mejor que fuera ese liderazgo empresarial, no habría forma de sacar adelante lo que no tiene ni contenido, ni respaldo. Por eso, en esta circunstancia, el Partido Colorado tiene la obligación de mostrarse como un todo. Sólo si se presenta ante la ciudadanía con una concepción de conjunto —de mujeres y hombres— al servicio del nuevo tiempo que ingresará en el país, será creíble su oferta electoral. La ciudadanía capta todos los mensajes y cada vez más decodifica con precisión la oferta verdadera que se le presenta. Elencos atractivos de gobierno, gente con experiencia y renovación generacional, deberán ser las pócimas a mezclar con sabiduría.

Este es, además, un desafío comunicacional que deberán pensar a fondo los colorados. Porque la tendencia que viene instalándose en el país es una bipolaridad entre el gobierno y el Partido Nacional. En esa polarización se corren riesgos fuertes para los batllistas, al no ser visualizados inicialmente por una incomprensión natural de las reglas del balotaje: la gente tiende a premiar a quien observa con más chance al principio de ganar la batalla. No quiere decir que esto sea así luego, pero en el arranque de esa manera están ubicados los jugadores.

Es muy difícil el desafío colorado, pero no es imposible. Para ello no puede haber errores, tiene que existir una cuota de acierto neto, algo de azar y el rival debe equivocarse. Nada sencillo, ciertamente, pero todo posible dentro del mapa de probabilidades políticas.

Si alguien hubiera dicho que el encare colorado iba a ser tan relevante en la defensa de los derechos de los jubilados por la aplicación del IRPF, con franqueza nadie habría creído semejante enfoque. Sin embargo, desde hace un año y medio —con paciencia infinita— este es el tema principal de buena parte de los batllistas. Por cierto, llovieron las acusaciones: demagogos, oportunistas, contradictorios. Sin embargo, el camino se sigue recorriendo con obstinada actitud, sabiendo que eso es bueno para el país.

Hay que encriptar a las jubilaciones del debate político, por eso una enmienda constitucional clausura el tema para siempre. Y los resultados están a la vista: porque en la principal equivocación del gobierno para con los contribuyentes, los colorados estuvieron a la altura de las circunstancias para defenderlos.

Este es un buen ejemplo de cómo se puede desde cualquier escenario lograr la comunicación de valores y actitudes que —luego— se contagian en la sociedad y se reproducen a pasos inimaginables. Es posible, entonces, comunicar verdades que, al principio, suenan difíciles de presentar en escena.

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