(Publicado - El Observador - 20/02/08)
No hay duda que para muchos uruguayos, los políticos son casi una desgracia, una mala palabra. Muchos demócratas —igualmente— sospechan que la comunidad política uruguaya es mediocre, con poca visión de futuro, con reducida grandeza y empantanada en discusiones menores. No son pocos los que creen que los corruptos que tiene el sistema contaminan al resto y así —con izquierda en el poder— se concluye que “son todos iguales”.
La verdad nunca es absoluta. Lo cierto es que mucha gente capacitada ya no viene a la actividad política. Bien porque desgasta, bien porque no cree que los salarios valgan la pena, bien porque tiene temor a salir “quemada”. Las elecciones juveniles en los partidos históricos, empero, fueron un soplo de idealismo maravilloso casi, casi mágico.
Cierto es, también, que comparados con el resto de la región, las cosas no están tan mal. Pero eso es hacerse trampas al solitario porque la región es muy poca cosa en el concierto democrático internacional (Chávez, Morales y la familia Kirchner, dan risa en Europa).
Parte del desgaste estriba en que durante años hubo una fuerza de oposición que a cualquier precio mancilló honor, nombre y vidas de mucha gente. Algunos merecían ser estigmatizados, los más fueron personas que estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada cuando el Frente Amplio decidía hacer añicos a los partidos históricos fuera al precio que fuera. Así, en el terreno sin retorno en el que las paredes descalificaban, los panfletos acusaban, los titulares de cierta prensa “escrachaban” y los parlamentarios relataban la “corrupción” de fulano o de mengano, con una militancia que sólo se asemejaba al escarnio público, se construyó una satanización perfecta. Había tanto odio, que hubo épocas —hace muy poquito— en las que la vida cotidiana de muchos se hacía imposible y dolorosa, y lo digo desde la experiencia personal, no estoy fabulando nada por cierto. Defender con coraje a los gobiernos colorados era sinónimo de traidor a la patria para mucho dogmatismo de izquierda.
Por estos días, el Ministro de Economía reconoció públicamente que muchas veces se equivocaron como partido en esas posiciones en las que difamaban el buen nombre y el honor de ciudadanos de este país. Ahora, el Ministro dice lo que presumíamos: que en realidad se trataba de acciones que se llevaban a cabo con conciencia del daño inferido. Astori —ahora— reclama que se depongan las armas y que se levante el nivel. Ahora, después que la sangre recorrió todo el terreno, formula semejante reclamo. Llega tarde, Danilo.
Veinte años acusando de “rosca” primero y luego de “corruptos blanqui-colorados” que, según ellos, hasta hacían que el Estado tuviera “olor a joda”. Tales eran los verbos frenteamplistas que se conjugaban. Es cierto, el hoy Ministro de Economía no enlodaba personalmente, pero su “fuerza política” vivía en ese festival y él tenía también responsabilidad en todo aquello. Ahora dice que asume el error. Repito: es tarde.
Fueron veinte años en los que, por cierto, hubo equivocaciones, y donde alguna gente traicionó el sentido de servicio de los partidos históricos, pero fueron veinte años de demonizaciones en los que la izquierda incendió el Uruguay, montando una campaña de difamación que pulverizó dignidad, honor y vidas de mucha gente.
Cuando uno advierte que ya hay apellidos quemados en la propia izquierda; que ya hay funcionarios de gobierno que son puro viaje y pura “gauche caviar”; que hay servicios de inteligencia en la propia izquierda que cazan a pichones de corruptos; que hay negocios con países, como Venezuela, donde nadie sabe el total de los acuerdos que allí se hacen, cómo se pagan y cuánto salen; que hay premios a funcionarios por lo bien que se portaron con los asuntos del pasado de la vida privada en conflicto con el poder (el Dr. Toma en la Secretaría de la Presidencia es exquisitamente obsceno); en fin, uno no puede menos que advertir que hay patologías que ya se instalaron en la izquierda de una manera mucho más rápida de lo normalmente imaginable.
Habrá que esperar un tiempo para ir viendo cómo algunos jueces valientes —que los hay— empiezan a citar a unos cuantos figurones gubernamentales que más de uno sospecha que andan en “negociados”. Recién allí nos enteraremos de todo. Al final, la verdad siempre sale a flote y no es necesario montar toda esa cosa horrenda que la izquierda hacía para saber quién presumiblemente infringía la ley. Porque la política también tiene valores morales que debe respetar siempre. Se esté en el gobierno o se esté en la oposición.
La verdad nunca es absoluta. Lo cierto es que mucha gente capacitada ya no viene a la actividad política. Bien porque desgasta, bien porque no cree que los salarios valgan la pena, bien porque tiene temor a salir “quemada”. Las elecciones juveniles en los partidos históricos, empero, fueron un soplo de idealismo maravilloso casi, casi mágico.
Cierto es, también, que comparados con el resto de la región, las cosas no están tan mal. Pero eso es hacerse trampas al solitario porque la región es muy poca cosa en el concierto democrático internacional (Chávez, Morales y la familia Kirchner, dan risa en Europa).
Parte del desgaste estriba en que durante años hubo una fuerza de oposición que a cualquier precio mancilló honor, nombre y vidas de mucha gente. Algunos merecían ser estigmatizados, los más fueron personas que estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada cuando el Frente Amplio decidía hacer añicos a los partidos históricos fuera al precio que fuera. Así, en el terreno sin retorno en el que las paredes descalificaban, los panfletos acusaban, los titulares de cierta prensa “escrachaban” y los parlamentarios relataban la “corrupción” de fulano o de mengano, con una militancia que sólo se asemejaba al escarnio público, se construyó una satanización perfecta. Había tanto odio, que hubo épocas —hace muy poquito— en las que la vida cotidiana de muchos se hacía imposible y dolorosa, y lo digo desde la experiencia personal, no estoy fabulando nada por cierto. Defender con coraje a los gobiernos colorados era sinónimo de traidor a la patria para mucho dogmatismo de izquierda.
Por estos días, el Ministro de Economía reconoció públicamente que muchas veces se equivocaron como partido en esas posiciones en las que difamaban el buen nombre y el honor de ciudadanos de este país. Ahora, el Ministro dice lo que presumíamos: que en realidad se trataba de acciones que se llevaban a cabo con conciencia del daño inferido. Astori —ahora— reclama que se depongan las armas y que se levante el nivel. Ahora, después que la sangre recorrió todo el terreno, formula semejante reclamo. Llega tarde, Danilo.
Veinte años acusando de “rosca” primero y luego de “corruptos blanqui-colorados” que, según ellos, hasta hacían que el Estado tuviera “olor a joda”. Tales eran los verbos frenteamplistas que se conjugaban. Es cierto, el hoy Ministro de Economía no enlodaba personalmente, pero su “fuerza política” vivía en ese festival y él tenía también responsabilidad en todo aquello. Ahora dice que asume el error. Repito: es tarde.
Fueron veinte años en los que, por cierto, hubo equivocaciones, y donde alguna gente traicionó el sentido de servicio de los partidos históricos, pero fueron veinte años de demonizaciones en los que la izquierda incendió el Uruguay, montando una campaña de difamación que pulverizó dignidad, honor y vidas de mucha gente.
Cuando uno advierte que ya hay apellidos quemados en la propia izquierda; que ya hay funcionarios de gobierno que son puro viaje y pura “gauche caviar”; que hay servicios de inteligencia en la propia izquierda que cazan a pichones de corruptos; que hay negocios con países, como Venezuela, donde nadie sabe el total de los acuerdos que allí se hacen, cómo se pagan y cuánto salen; que hay premios a funcionarios por lo bien que se portaron con los asuntos del pasado de la vida privada en conflicto con el poder (el Dr. Toma en la Secretaría de la Presidencia es exquisitamente obsceno); en fin, uno no puede menos que advertir que hay patologías que ya se instalaron en la izquierda de una manera mucho más rápida de lo normalmente imaginable.
Habrá que esperar un tiempo para ir viendo cómo algunos jueces valientes —que los hay— empiezan a citar a unos cuantos figurones gubernamentales que más de uno sospecha que andan en “negociados”. Recién allí nos enteraremos de todo. Al final, la verdad siempre sale a flote y no es necesario montar toda esa cosa horrenda que la izquierda hacía para saber quién presumiblemente infringía la ley. Porque la política también tiene valores morales que debe respetar siempre. Se esté en el gobierno o se esté en la oposición.
5 comentarios:
Turco, dos cosas:
1. NUNCA ES TARDE PARA ACEPTAR UNAS DISCULPAS SINCERAS.
2. Es cierto lo del escarnio público sobre ciertas figuras pero que los valores morales de la política no se usen para tapar jodas, eh?
Tenés toda la razón, Turco.
Durante años ensuciaron a gente honesta de nuestro partido.
Como ser el gordo Asiaín, Merchesano, Milka Barbato, Sanguinetti (hijo), Lausarot, etc, etc, etc.
Bueno, seguí así, que esa candidatura ya es casi tuya.
o el hijo de cabaret ramon, nim, bengoa, aerean, arana, muñoz, nicolini,
http://www.aporrea.org/tecno/n109605.html
Altagracia: nuevo código venezolano en software libre genera Gobierno venezolano
Por: Últimas Noticias
Fecha de publicación: 24/02/08
imprímelo mándaselo a
tus panas
Carlos Figueira dice que han sido cautelosos con el decreto 3.390
Credito: UN
En un año el Estado venezolano tendría listo el generador de código venezolano, de nombre código "Altagracia", en seis meses estaría listo el primer demo. Para que el proyecto se inicie, hace falta la firma del presidente Chávez, quien debe autorizar la suma de tres millones de dólares que se erogarán de los convenios energéticos con Uruguay.
Para el desarrollo de Altagracia, se tomará como base el generador Genexus, de la empresa uruguaya Genexus, propiedad de Javier Vásquez, hijo del actual presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez.
Alrededor de Genexus se levantaron muchas críticas que partieron de las propias comunidades de software libre, que reclamaban al Cnti, cuando era dirigido por Jorge Berrizbeitia, por haber contratado un sistema propietario para desarrollar la base de datos, el ERP y todo el software del Ejecutivo, que, por el decreto 3.390, debía ser totalmente libre, cumpliendo las cuatro libertades del software GPL. Con Genexus se compraron muchas aplicaciones, entre ellas K2B, el ERP diseñado a partir de este generador y en cuya licencia se cancelaron más de cinco millones de dólares.
Al referirse a Altagracia, Carlos Figueira, actual presidente del Centro Nacional de Tecnologías de la Información, señaló que en el Cnti han sido muy cautelosos sobre el respeto al decreto. "Encontramos que alrededor del convenio energético Uruguay-Venezuela se habían instalado varias herramientas basadas en Genexus, que tiene muchas propiedades, pero que no eran software libre; es decir, no podríamos obtener la soberanía que se profesó con el decreto 3.390, que es una consecuencia, no una causa. Por lo tanto, este generador no daba la soberanía porque uno no sabe cómo está hecho.
El funcionario argumenta que la actitud no fue ver a Genexus como una herramienta "apestosa y podrida", sino como una buena solución que cumplía los requisitos para apropiarnos de su tecnología. "De las reuniones con ellos surgió el proyecto de crear un generador de código alternativo que lo hemos llamado Altagracia, que será compatible con Genexus, tendrá sus cualidades, el mismo nivel de desarrollo de suite de aplicaciones, la misma potencia, con cambios mínimos, pues el interés tampoco es violentar a la empresa uruguaya".
Según Figueira, Altagracia será una herramienta totalmente libre. Quien quiera tenerla, la adapta y la utiliza; serán las cuatro libertades puestas en su máxima expresión. Para el funcionario, esta versión libre de Genexus no afecta a los uruguayos, estima que ahora esta empresa puede tener aplicaciones para ambos mundos: el libre y el propietario.
"Genexus tendrá algunas cosas distintas, en particular su capacidad para producir código para software propietario, Altagracia no hará nada para sistemas propietarios: base de datos, ERP y demás aplicaciones; esto permite que ellos mantengan su línea de negocios clásica del mundo propietario. Además tienen un esquema en el que ellos también se benefician, porque entran en el mundo del software libre; lo importante es que participarán empresas venezolanas, que serán formadas y participarán en el proceso".
Para el desarrollo del generador, el Cnti está seleccionando a un grupo de entre 4 y 8 personas quienes recibirán toda la capacitación; luego, según los planes de Figueira, estas personas multiplicarán ese conocimiento a otras personas. Así, aspira a garantizar el soporte necesario para toda la administración pública. Además, el propio Figueira acota que los cursos de Genexus, que están bajo la tutela del Cenit, presidido por Jorge Berrizbeitia, serán avalados para dar soporte a Altagracia.
Qué información importante la que aporta mi colega anónimo...sos vos mismo, no turco?
estoy totalmente de acuerdo turco,te banco a muerte,me gustaria que leyeras mis columnas de actualidad y noticias www.metroflog.com/christianyviceversa. si te interesa te dejo mi correo buinacio@hotmail.com
viva el parido colorado
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