miércoles, noviembre 09, 2005

Astori, la metamorfosis

(Publicado - El Observador 8/11/05)
El ministro Astori viene ingresando en zona de riesgo: gastó buena parte de su poder en la fricción que tuvo con el presidente Vázquez. Peleas de ese tipo no se pueden tener todos los días. Cuando Astori amenazó hace unos meses con irse del gobierno sabía que estaba poniendo de rehén al presidente. Tenía margen para torcerle el brazo y no se amilanó. Y hasta Mujica supo que si el ministro de Economía se iba, aquello sería leído como un verdadero desastre. Mujica mordió el polvo… y concilió. En la cortita, pareció ganar Astori. Ahora, el ministro de Economía se apresta a librar nuevas batallas pero ya no tiene tanto margen. O le va bien y el gobierno lo respalda, o se puede quedar sin aire y el presidente verá qué hace con él. El tiempo de la “química” del ministro Astori con varias corporaciones del país parece que se empezó a gastar. Las expresiones de Soloducho, insistente hasta el hartazgo en la rectificación del dólar, ya suenan a grito desesperado en medio del desierto y son una señal de enojos que comienzan a ser explícitos. (La actitud de Astori al evitar algunos saludos en el evento de la semana pasada, testimonian nuevos climas que ya se empiezan a vivir.) En otro frente de combate, la reforma tributaria comienza a poner nervioso a un sector importante de la ciudadanía (la clase media, nada menos) que la percibe como un impuesto a los ingresos y no como un verdadero impuesto a la renta. Nadie podrá dudar, además, que mientras se juegan reformas de esta magnitud los inversores se repliegan. Hasta no ver cómo termina todo esto, va a ser difícil que el país seduzca a alguien para invertir acá. Nadie instala heladerías en medio de tormentas invernales. Mientras, tanto el tren de la reforma de la salud va saliendo. Astori, en este caso, es responsable por consentirla. Con artículos presupuestales que preanuncian lo que vendrá, con un ministerio que gira al son del Cr. Olesker, quien pretende “meter” a todos los uruguayos en un plan centralista y peligroso (con aroma a socialismo real), ya lo sabemos, las consecuencias dañarán al bolsillo ciudadano. El ministro no advierte que no es posible librar tantas batallas de manera simultánea creyendo que todas serán aciertos. El ministro, además, debiera tener claro que dentro del gobierno son muchos, demasiados diría yo, los que desean fervientemente su caída. De seguro nadie lo reconocerá públicamente, pero el propio presidente no va a estar a los caprichos del ministro cada vez que los mismos aparezcan en escena. El ministro tendría que saber que va llegando el tiempo en que él va quedando como rehén del presidente. Sin embargo, por la forma de actuar, empecinadamente, parece no tomar conciencia de esto. Empieza a vivir la patología del aislamiento. Nadie avanza demasiado en política a los empujones y poniéndose en contra a tanta gente. Y esto se torna aún más complejo dado que todos sabemos que el ministro pretende seguir siendo un protagonista relevante en la vida de la República. Con un estilo que ya luce como empecinado, el ministro y sus boys están en el medio del cuadrilátero sacando para afuera a todo aquel que ose disentir con sus sabias posturas. Ellos creen que es firmeza. De afuera lo vemos como soberbia. El ministro de Economía prepara una serie de pruebas combinadas que nos tiene a los uruguayos como sus conejillos de indias. No es serio afirmar que semejante paquete tan agresivo saldrá bien. Con franqueza, no nos merecemos tanto riesgo y tanta improvisación. No era lo prometido. Menos de él, que se suponía que representaba el papel del sensato en este gobierno. Verdaderamente una lástima para todos nosotros. Y, ahora sí, que Dios nos ayude.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios ha muerto. Por eso en este país la plebe arrogante y necia ceee en Tabaré Vázquez. Es un sustituto ideal. Es tangible y, aunque miente, lo hace sin pestañear. Por eso todas las expectativas están focalizadas en él. El y solo él es la esperanza hecha carne, el último mito salvador en un país de mentira.
Pero cuando ese último mito caiga, y la realidad desenmascare a ese tartufo, su recuerdo deificado caerá por propio peso, y sumirá a la plebe en el nihilismo absoluto que le corresponde.

Anónimo dijo...

"Palabras difíciles y poco contenido"

Cada uno sabe lo que le es difícil y se ubica en el escalafón de lo que comprende. Es buena autocrítica.

Anónimo dijo...

Gracias.-

;)

Anónimo dijo...

fegarcia? :)

Anónimo dijo...

Tal vez. ;)

Anónimo dijo...

Me imagine por los comentarios mezquinos...

Natalia

Anónimo dijo...

No se preocupe, Sintregua, los moscardones anónimos inundan los mercados. :)

¿Comentarios mezquinos? Acidos, en tal caso. Y bajan mejor con una cervecita.

Saludos, ¿Natalia?

PD: El tricolor es lo más grande que ha producido el Uruguay. :)

Anónimo dijo...

La desilusión. Exactamente. La desilusión ante el "mantra" esencial de la izquierda común y burda -la misma de siempre, bah-, su invención más efectiva, su anzuelo más eficaz y mortífero: la palabra "progresismo".
¿Quién puede evitar postrarse ante ese mantra que provee de la esperanza los anhelos que la gente necesita? ¿Quién puede negarse al "progreso", social, económico, cultural?
Sin embargo, el mantra carece de poder, porque carecen de ideas quienes lo impulsan. Un acto X propuesto por un partido tradicional es malo per se. El mismo acto X planteado por un autoproclamado "progresista" es un "acto progresista" y debe ser apoyado, no importa que antes de ser progresista, sea el mismo acto X del cual posiblemente -seguramente- antes se estuvo en contra.
Las palabras mágicas gustan a los oídos de quien quiere creer en algo, y a falta de algo decente en qué creer, esperan milagros.
Otro mantra de la izquierda es "el cambio". No importa que el cambio proclame un continuismo, ni que sea cambiar para empeorar. El tema es el cambio.
Las palabras mágicas, según se dice, todavía se ven contrarrestadas en su fin benefactor por la famosa "herencia", una especie de criptonita anti progresista, dejada por los ultra malvados gobernantes anteriores.
Pero llegará el día, y no va a ser dentro de mucho, cuando algunos empiecen a darse cuenta de que los mantras de la izquierda son meras palabrs y sus postulados verdaderas paparruchas insensatas. El argumento de "la herencia" no va a poder sostenerse mucho tiempo más, y ante la certeza de que la izquierda es tan hueca como veleta, sobrevendrá la mayor desilusión de la gente en mucho tiempo. Ya está empezando a pasar, por temas puntuales. ¿El resto? Solo es cuestión de esperar.

Nihilismo puro.

Anónimo dijo...

¿Comentarios del pesto que le dio Ramela al burrito de Michelini ayer?

Anónimo dijo...

Yo recuerdo, porque soy un tipo memorioso, a Michelini en el año '94, cuando el cisma del Nuevo Espacio, que agarró las banderas que había abandonado el Hugo para irse con Sanguinetti, y su discurso era otro. El mismo Michelini que ahora parece estar sediento de sangre, predicaba la reconciliación nacional y se proclamaba distante de los grupos revanchistas como los tupamaros. De hecho, esa era su principal discrepancia con el FA: la existencia de los radicales.
Hoy por hoy resulta que gracias a su alianza con esos mismos radicales, sumó los votos que le permitieron llegar al senado (con su escueta votación). ¿Qué cambió de aquel Michelini del '94 a este, que no razona, que actúa por impulsos emocionales, y que se parece más a una bestia iracunda que a un ser humano racional?

Si el FA se tomara las cosas más en serio, nunca podría dejar ir a debatir a este salame.

Hizo un papelón de dimensiones ciclópeas.

Anónimo dijo...

hummm ... muy cierto.

¿Cuál será el verdadero Michelini?
¿El del año 94 que predicaba la reconciliación nacional... o éste que se alínea con los radicales?

Respuesta : ambos.

Una persona carente de valores y principios propios (pero con ambiciones de poder) no tiene otra, más que cerrar filas trás "el caballo del comisario".

Antes era la reconciliación, hoy la revancha, mañana se verá ...

Si tuviera algún mérito propio, no sería un retacito más en el flamante FA.

Nikolai dijo...

Lord F.
Apoyo rotundamente.
El actual presidente de nuestro país, no va a ofrecer ningun cambio positivo. No es mas de lo mismo, es peor que eso.

"La plebe".... expresión nunca mejor lograda para describir a toda esa gente, que se guía por rumores, telefonos descompuestos, la televisión, etc. De ahi viene todo su conocimiento, y eso no es bueno. Estos medios "vomitan" la información sin que previamente se pueda seleccionar. Y hay que oír muchas campanas.
"La plebe" solo se queda con lo primero que le llega, o lo que mas le conviene... pero bueno, no profunidicemos mas... uds. ya lo saben.

Saludos.

Se supone que en mi blog no hablo de política.... no seriamente.... ay, dio....

Saludos.

Anónimo dijo...

Es muy cierto, futuro Darth Vader. Los medios apuntan al "pueblo", siendo "pueblo" una palabra resemantizada en "populacho". Cuando se habla "al pueblo" se habla en lenguaje simple, concreto, vulgar. Porque eso es lo que el pueblo entiende. Porque no está capacitado para entender más. La ignorancia es motivo de orgullo. Cuánto menos erudita sea una manifestación artística, es más "popular", y por ende, más aceptada. Y viceversa, cuánto más elevada sea, más "clasista y burguesa", y otros calificativos de ocasión, que no son muchos más, por falta de vocabulario.
El "pueblo" es obscenamente burdo. Por eso se siente representado por ordinarios como Mujica, o toda la caterva del MPP, gente que yo no los querría ni de peones en la obra, porque hasta para eso son ordinarios.

En fin... ya vendrán tiempos peores, porque nada indica lo contrario...

Anónimo dijo...

nose

Anónimo dijo...

caterva JAJA